En 2014, tras años de experiencia y esfuerzo, tomé la decisión de abrir mi propio negocio, impulsado por la pasión por el producto y por la idea de crear una pescadería que no solo vendiera pescado, sino que ofreciera una experiencia de confianza y calidad a cada cliente. Este paso no fue fácil, pero el deseo de ser fiel a mis propios estándares y la convicción de que podía hacer una diferencia en el sector me llevaron a dar ese salto.

Desde entonces, mi pescadería ha sido un reflejo de mi dedicación y compromiso. Me esfuerzo diariamente en asegurarme de que solo los mejores productos lleguen a los mostradores, manteniendo una relación cercana con los proveedores locales y eligiendo personalmente cada lote de producto que ofrezco. Este enfoque no solo me permite garantizar la frescura, sino también ofrecer un producto que mis clientes pueden llevar a casa con total confianza, sabiendo que es de la mejor calidad.